Llevo
unos días tratando de escribir un articulo sobre como poner en
positivo nuestros pensamientos para vivir con mas calidad, pero creo
antes hace falta explicar la importancia de asumir el protagonismo de
nuestra vida.
La
primera vez que me hablaron de asumir el protagonismo de mi vida, me
sorprendió. Quéeee? ¿Como en una película? Pues si, en cierta
manera.
¿Cuantas
veces dejamos que los demás organicen nuestra vida y decidan por
nosotros?
¿Cuantas
veces nos resignamos con lo que “nos ha tocado” vivir?
Creo
que cada uno tenemos en esta vida un destino, karma, o como se le
quiera llamar, a esa parte de la vida que no podemos cambiar, que nos
viene dado, como la familia y la cultura en la que nacemos. Pero
también es verdad que muchas veces mantenemos inamovibles muchas
cosas que podríamos mejorar.
Dicen
que a los cinco años escribimos el guion de nuestra vida a través
de alguna experiencia profunda, si es así, ¿por qué no
reescribirlo ahora como adultos?
Cuando
somos niños son nuestros padres los que, principalmente, nos
organizan y dirigen nuestra vida. A medida que crecemos vamos
asumiendo nuestra autonomía, y al llegar a la adolescencia, nos
encontramos con la rebeldía que dice: “Yo soy yo porque no soy mis
padres, porque yo hago las cosas de otra manera”. Nos reconocemos
en el rechazo de lo que nos ofrecen, pero necesitamos que nos lo
ofrezcan.
Crecemos
y seguimos buscando muy a menudo que nos sigan organizando los demás.
Es como vivir todavía a través de ellos...que les parece a los
demás lo que hago?...que harían ellos en esta situación?....que
opinan?. Y me estoy besando con mi novi@ y estoy haciéndome una
selfie para colgar en el facebook y recibir comentarios, en lugar de
vivir plenamente ese beso.
Ser
protagonista de mi vida es vivirla plenamente, con miedos y valentía,
con alegrías y penas, en soledad y compañía, viviendo situaciones
que me vienen hechas, que no elijo yo y creando a mi vez otras
nuevas.
Cuando
somos adultos ser protagonista es elegir, no por rechazo de las
opciones que me den, sino porque algo me atrae. Es ir en busca de lo
que necesito, me atrae, me gusta y me apasiona.
Cuando
somos adultos elegimos incluso cuando no elegimos, porque estamos
eligiendo que elija el otro. Pero la responsabilidad (la capacidad de
respuesta) sobre nuestra vida es nuestra.
Ser
protagonista de nuestra vida significa implicarnos en ella, ser
creativo, crear nuestra vida modificando, flexibilizando aquellas
estructuras rígidas, ampliando nuestra identidad, aumentando nuestro
bienestar, eligiendo como queremos vivirla.
El
miedo nos suele detener casi siempre, miedo a lo desconocido y apego
al “Mas vale malo conocido que bueno por conocer”, o la
“indefensión aprendida” obtenida por experiencias que ya no
vivimos (en you tube hay un vídeo muy bueno que lo explica), o el
miedo al sufrimiento que nos crea sufrimiento mas que evitarlo.
Para
convertirnos en protagonistas necesitamos afrontar nuestros miedos,
no enfrentarnos a ellos oponiendonos, ni luchando contra ellos. No,
no se trata de montar batallitas contra nuestras emociones sino de
reconocerlas, sentirlas, recoger el mensaje que nos dan y dejarlas
pasar. El miedo en particular nos indica que percibimos una situación
de peligro y que sentimos que tenemos pocos recursos. Por ejemplo, si
nos encontramos un león , que es un peligro real, el grado de miedo
dependerá de si esta en una jaula el o yo (como cuando uno visita
tiburones).
Lo
primero que necesito hacer es reconocer mi miedo. ¿Cuál es el
peligro? Definir bien este punto es importante, muchas veces lo que
nos da miedo es el significado que le atribuimos, y de ello podrían
hablar las cucarachas.
Esto
nos puede ayudar también a descubrir otros miedos enlazados, a
equivocarme, a provocar una discusión,a tomar decisiones, al que
dirán,...muchas veces van en grupo.
¿Que
es lo peor que nos puede pasar? Esta es la siguiente pregunta y nos
ayuda a reconocer el miedo ultimo, y qué es lo que está en peligro,
¿es nuestra reputación? ¿es el cariño de alguna persona?...
quizás lo que era peligroso para nosotros cuando eramos pequeños,
ya ha dejado de serlo, lo podemos afrontar.
El
tercer paso después de reconocer el miedo y delimitar el riesgo, es
reconocer los recursos de los que disponemos para esa situación. La
valentía suele ser el mas adecuado para manejarse con los miedos.
Nos permite avanzar con las precauciones que sean necesarias, con
conciencia de que hay riesgos, y a la vez reconociendo nuestro poder
para afrontarlo.
Cuando
evito asumir el protagonismo de mi vida, me quedo y veo como la vida
pasa por delante mio, sin subirme a ella, sin vivir lo que me
corresponde vivir, esperando, como Penélope de Serrat a que llegue
alguien que me de permiso para seguir viviendo, que me guie y decida
por mi, porque quizás yo me he quedado enganchado a la adolescencia,
y sigo diciendo unicamente “esto no lo quiero” sin tomar
conciencia de lo que quiero y tratar de llevarlo a cabo.
Bastante
gente que viene a terapia busca que le diga que ha de hacer. Esto así
de entrada parece muy cómodo y quita responsabilidades, miedo a
equivocarme, pero cómo va a decidir el terapeuta mejor que tu cuando
eres tú el que vives tu vida, el que esta ahí para percibir lo que
hay en cada circunstancia y cuando eres tú el que mejor sabe lo que
sientes y lo que necesitas. El terapeuta se va a equivocar más que
tú si pretende hacerlo. Tú, si te equivocas podrás corregirlo.
No
ser protagonista nos lleva a menudo a sentirnos victimas de las
circunstancias y a sentir más impotencia, porque cuando uno crea y
actúa aprende a reconocer los límites, a reconocer mejor lo que
puede y no puede hacer y cómo hacerlo.
Aprende
a aceptar la frustración o, lo que es lo mismo, la imposibilidad de
seguir por ese camino sin bloquearse , y percibir si hay otras
alternativas. Aumenta la autoestima y la satisfacción.
Cuando
uno se implica descubre que cuando llora no se siente mal, esta
desahogando el sentimiento de pérdida que tiene y es mucho mejor que
aguantárselo; descubre que enfadarse en el momento que corresponde,
permite poner los limites necesarios y poder llegar a un acuerdo con
el otro; descubre que el miedo es un colaborador para ayudar a
moverse con mas seguridad y precaución ante los riesgos; descubre
que vivimos con mucha mas alegría y pasión la vida y con mas
facilidad los malos momentos.