El Blog de Psicología Alternativa

El Blog de Psicología Alternativa

jueves, 1 de marzo de 2018

CUANDO SEA MAYOR HARÉ LO QUE QUIERA


Creo que todos lo hemos dicho alguna vez cuando no nos dejaban hacer algo nuestros padres.
Y nos hacemos mayores, y nos olvidamos de nuestra promesa.
Cuando ya no nos manda casi nadie, nos obligamos nosotros a hacer cosas que no queremos hacer, sobretodo porque son eso, “obligaciones”.
Consideramos casi todo obligaciones, los hijos, la casa, el trabajo, ...y nos olvidamos de nosotros, de que cuando somos adultos podemos elegir, no estamos obligados a hacer nada. Está claro que si quiero comer necesitaré dinero y trabajar para ganarlo, pero aquí también vamos eligiendo. ¿Tu trabajo no es el que tu soñabas? Puede ser, pocas elecciones son perfectas al 100% o malas al 100%.
En cada elección ganamos y perdemos algo, elegimos la opción que tiene más a nuestro favor.

Cuando consideramos que todo o casi todo son obligaciones, cuando no atendemos a lo que nos apetece, aunque sea por un ratito, nos olvidamos de vivir como dice la canción:

De tanto correr por la vida sin freno,
me olvidé que la vida se vive un momento.
De tanto querer ser en todo el primero,
me olvidé de vivir los detalles pequeños”
Me olvide de vivir...”

Y nos parecen todos los días iguales. Y en lugar de vivir sentimos que sobrevivimos.

¿Cómo podemos dejar de sobrevivir y volver a vivir otra vez?
Podemos empezar por preguntarnos ¿qué me apetece, qué quiero, qué necesito?

Hay cosas que necesitamos para obtener otras, aunque no nos apetezca mucho, pero nadie nos obliga. Cuando me obligo estoy sometiendo mi voluntad. Entramos en conflicto con nosotros mismos. Y al mismo tiempo que me someto, me quito las ganas de hacer las cosas. Es así de sencillo.
Al quitarme las ganas, me quito la capacidad de vivir plenamente para pasar a sobrevivir.

Necesito saber qué quiero además de lo que no quiero, volver a hacerme amig@ de mi mism@ y tratarme como un@ igual en lugar de mandarme, de decirme continuamente: “Tengo que...”, “debo …”, “hay que...”

Escucharme, recuperar la capacidad de saber lo que necesito y atenderme.
Recuperar la conciencia de mi cuerpo, y empezar a parar esos ratitos que me ayudan a darme cuenta de que existo, de que tengo sed, hambre o ganas de estirar las piernas. Detenerme en mi carrera diaria y sentarme 5 minutos al sol y sólo eso, respirar. Irme a comer a un sitio diferente, quizás sólo un bocadillo pero en la playa.
Andar un rato cada día y oxigenarme, leer un libro y olvidar por unas horas lo que ya no puedo hacer hoy, jugar con mi hijo, ...tantas y tantas cosas que no nos hemos permitido quizás en años, muchas de ellas pequeñas y que nos permiten vivir con presencia nuestra vida.

Sólo el momento presente es real.


Marta Vidal, psicóloga Valencia


No hay comentarios:

Publicar un comentario