Nos
hacen creer que no hay que pedir, es de mala educación, de niños
malcriados, y hasta indigno, y dejamos de hacerlo.
Y
empezamos a exigir, sobre todo a nuestra pareja, y esperamos que
“adivine” lo que necesitamos, lo que nos apetece...un imposible
sobre todo si se lo hacemos a un hombre.
Como
habréis podido comprobar no funciona, ha de ser al contrario.
Exigir
es de bebes, que no pueden aceptar que no les atiendas. Su vida va en
ello, dependen totalmente de otra persona, y chillan y lloran todo lo
que haga falta. También vale exigir cuando hay un acuerdo entre
adultos, como en un puesto de trabajo por ejemplo, y hay que cumplir.
Pedir
es de adultos, que pueden cubrir sus propias necesidades o buscar a
quien pueda hacerlo. Los adultos pueden pedir las cosas y aceptar un
“si” y un “no”.
Eso
si, requiere valentía, atreverse.
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