El Blog de Psicología Alternativa

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martes, 19 de diciembre de 2017

CAPACIDAD, DISCAPACIDAD, INCAPACIDAD.

Todavía no conozco a nadie que no lo sea.
Desde que nacemos tenemos capacidades, discapacidades e incapacidades. Unas todavía por desarrollar, otras que disminuirán a medida que crecemos ( como la flexibilidad de cuando eramos bebé) y otras que no desarrollaremos nunca (como tocar el ukelele, por ejemplo).

Hay personas que tienen un hijo discapacitado y se deprimen de por vida y hay otras que, aun así, son felices. Unas piensan en lo que no pueden hacer sus hijos y las otras en lo que pueden, en lo que son.

Cuando me rompí un brazo, me operaron mal y no pude recuperar el movimiento completamente y, aunque parece algo tonto ahora, empecé a reflexionar sobre el tema. Uno percibe primero lo que ha perdido, lo que ya no tiene, lo que no puede hacer, pero ¿qué sentido tiene quedarse pensando y lamentando eso que ya no existe? ¿Y el vaso medio lleno? Así que mas tarde empecé a mirar lo que podía y no podía hacer, y hasta dónde llegaban los demás. No estaban tan flexibles como yo me había estado imaginando y había poca diferencia entre mis dos brazos.
Empecé a prestar más atención a los demás, a las distintas cualidades y grados de desarrollo que tenemos.

Nuestra constitución física y carácter, la cultura familiar y la social orientan qué capacidades desarrollamos y cuáles perdemos:
Un bebé a los 8 meses hace ya la selección de los sonidos de su idioma.
Si nacemos en una familia de bailarines probablemente bailaremos.
Y la cultura y costumbres son diferentes si vives en una ciudad o en el campo.

En el colegio nos medían la inteligencia como si lo fuera todo. Bueno, todavía siguen haciéndolo bastante. Y decidían que no podíamos estudiar una carrera que luego hacíamos. Estamos en una cultura que adora lo intelectual. Pero...

Howard Gardner ya en 1983 habló de que el Coeficiente intelectual no puede valorar el completo de las capacidades humanas. Desarrolló un estudio que fue completando y que reconoce 16 tipos de inteligencias:
lingüística-verbal, lógico-matemática,espacial-visual, corporal-kinestésica, musical-rítmica, social, interpersonal, intrapersonal, naturista, intuitiva, emocional, creativa, espiritual, existencial, práctica y moral-ética.
Conocí un a persona con un C.I. de más de 200 y era un caos emocionalmente. El C.I. sólo mide 3 de ellas.

Os propongo que echéis una mirada a esas 16 capacidades, o que recordéis si hay alguna actividad que dejasteis porque no os saliese bien, porque no gustaba a los demás o porque os hicisteis “mayores”. Quizás te dijeron que lo hacías mal. Puede ser música, dibujo, artesanía, estudiar, ...quizás bailar o aprender una canción. Prueba, para ti, para disfrutar. Es posible que ya no puedas dedicarte a ello profesionalmente, pero la posibilidad de disfrutar sigue estando ahí. Da igual si cometes errores, nadie te va poner nota. Atrévete, equivocarse es la única forma de aprender. Y la práctica te permitirá llegar a un nivel suficiente como para decirte: ¡No está nada mal!


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