Con
el cambio de año estamos con los propósitos para este año y
recordando a las personas que ya no están con nosotros.
En
este camino que es la vida, hay personas que nos acompañan un
tiempo, papá, mamá, una pareja, unos amigos, compañeros, los ex,
todos temporales. Un día llegan a nuestra vida y otro marchan o nos
alejamos nosotros, cambiamos de ciudad, de país.
En
esa noche oscura del alma que es el duelo, nos quedamos echándoles
de menos, y con miedo a no volver a tener lo que nos daban, a olvidar
lo bueno que compartimos, ya ni pensamos en lo que no nos gustaba. Y
nos pegamos a un pasado que ya se fue, que nos mete en depresión o
nos lleva a tener ansiedad, caemos en el neuroticismo de esta
sociedad, haciendo una cosa y pensando en otra, perdiendo salud.
Si
vivir en el presente es la forma natural y sana de vivir, ¿cómo
puedo vivir en el presente sin salir perdiendo y sin olvidar a los
que se han ido?
Los
grandes maestros de la humanidad dicen que, en el presente,
cuando lo vivimos plenamente, se juntan el pasado y el futuro.
Así
que, si es así, tengo claro que el futuro lo voy construyendo con
los pasos que voy dando en el presente en dirección a mis objetivos,
pero ¿y el pasado?
¿Que
hacemos con esa sensación de que nos han quitado, que se han llevado
con ellos lo que nos daban, lo que trajeron a nuestra vida y que no
había.
Son
cualidades que generalmente no tenemos, no sentimos, y que nos
complementan.
Quizás
responsabilidad, o pasotismo, la dulzura y la seriedad, apoyo o
integridad, saber poner límites o espontaneidad, disfrutar de lo que
hay, ...generalmente son cosas que echamos de menos porque no las
tenemos o no las reconocemos en nosotros.
Pero
¿y si esas personas han estado en nuestra vida para mostrarnos cómo
“ser” también de otra manera? ¿Por qué no tomar de aquellas
personas que se han ido lo que nos han enseñado y nos permitimos
aprender y tomar como un legado lo que nos han dejado: el saber
relajarnos o hacer tonterías (¡indispensable para la salud
emocional!), el gusto por ordenar o leer un libro?
De
esta manera, tomando y aprendiendo a ser también así,
practicándolo, vivimos en el presente de una forma más integra que
antes, sin la dependencia emocional que teníamos.
Y
recordamos cada vez que lo practicamos a la persona que nos lo enseñó
.
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