Vivir
en positivo es vivir con frases que me hacen sentir bien, ya sea
por su contenido, porque me valoran, porque son ciertas y expresan la
realidad.
Me
ayudan a confiar, apoyarme en mis pies y avanzar.
El
dialogo interno existe. Hablar con uno mismo es natural.
Es
una capacidad que desarrollan los niños hacia los 4 años e
imprescindible para cierto tipo de razonamientos.
Lo
que me digo influye mucho en mi estado de ánimo y en mi estado
físico.
Mi
diálogo interno me puede crear desde un ataque de ansiedad, cuando
alimento un miedo, hasta un profundo estado de bienestar mediante una
relajación profunda.
Cuando
me digo: “No quiero pensar en un cocodrilo”, ¿qué imagen me
viene?
¿Y
cuando me digo: “Quiero comprarme un coche blanco”?
Aunque
la primera frase lleva un “no” delante, en los dos casos estamos
creando una imagen interna que nos condicionará.
Frase
negativa: “No quiero estar nervios@”
Frase
positiva: “Puedo estar relajad@”
¿Cuál
de las dos me transmite una sensación de mayor bienestar?
Aunque
parece que las dos transmiten el mismo mensaje, las palabras del
segundo me conectan con experiencias de bienestar.
Las
frases que más se acercan a la realidad dan tranquilidad.
“No
pasa nada” me digo, y no es verdad. Sí que pasa algo, sino no me
la estaría diciendo. Hace efecto algunas veces porque después viene
una explicación de la situación que estoy viviendo o de los
recursos que dispongo.
Si
me digo “estoy con miedo” o estoy enfadad@, lo que sea que estoy
sintiendo, me centro y a partir de ahí puedo actuar ante la
situación más fácilmente.
Cualquier
frase que exprese la realidad del momento, centra y ayuda más.
Y
como necesitamos suponer cosas hacia el futuro, busca, puestos a
imaginar, lo que te hace sentir mejor.
Si
se ha escapado tu perro puedes pensar que le han atropellado, que
esta perdido por ahí, y cosas peores. O puedes pensar que le ha
acogido una familia y esta jugando con niños.
Cuando
necesito encontrarme con alguien y no me apetece, va a resultar mejor
si me acerco con una actitud amistosa que me haga sentir bien. Por lo
menos habré estado más a gusto en la reunión.
Vivir
en positivo es reconocer lo que hay, mirar la realidad con mis
propios ojos y aceptar que las piedras están duras y que la lluvia
moja, y actuar en consecuencia.
Marta
Vidal Ginestal, psicóloga, Valencia
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