Si
quieres eliminar tu vértigo y sentirte mas centrad@ y equilibrad@,
¡atrévete a ser cobarde!.
Está
muy valorado en esta sociedad reaccionar ante las dificultades
saliendo hacia delante.
La
gente dice “yo soy muy atrevido”, “siempre tiro para delante”,
“cuando tengo una dificultad no me quedo parada”, “no conozco
el miedo”, “soy valiente”... ¿Y dar un paso hacia atrás? Eso
no, eso es ser cobarde.
Pues
una noticia: Para poder manejarse con los miedos es necesario
permitirse reaccionar hacia delante, detenerse y hacia atrás, y
reconocerse en ellos.
El
miedo es una emoción básica de supervivencia, universal. El
miedo nos informa de la relación que hay, en un momento determinado,
entre el riesgo que presenta una situación y los recursos de que
disponemos.
A
partir de estos datos actuamos afrontando la situación,
deteniéndonos o retirándonos de ella. Por lo menos cuando somos
conscientes de lo que hacemos.
¿Qué
pasa cuando nos acercamos a un acantilado? Hay personas que
sienten vértigo y otras no. A qué se debe la diferencia? Los que
mas vértigo sienten, curiosamente, son los más “atrevidos”,
los que se identifican con tirar hacia delante cuando sienten miedo,
y ser valientes.
El
problema es que no miden, es una reacción aprendida y llevada al
inconsciente, y ante el acantilado sienten también el impulso de
tirarse para delante. No reconocen ni valoran su capacidad de dar un
paso a atrás.
Cuando
dejamos de funcionar sólo desde la cabeza y estamos conectados
con nuestros instintos, podemos medir con facilidad esa relación
riesgos-recursos. Si hay una barandilla nos acercamos con
tranquilidad y nos podemos asomar sin sentir el impulso de tirarnos
hacia delante, porque nos permitimos también dar un paso atrás o
permanecer en el sitio ante una situación de riesgo. Nos guía el
instinto de supervivencia.
Parece
una tontería, ¿para qué se va a acercar uno a un acantilado?. Pues
es que están apareciendo vértigos hasta para bajar escaleras,
incapacitantes para llevar una vida normal.
Dicen
que “el que se retira de la batalla a tiempo puede volver a ella”.
Ser cobarde también es ser previsor.
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