El Blog de Psicología Alternativa

El Blog de Psicología Alternativa

sábado, 29 de julio de 2017

EN EL TEATRO DE LA VIDA...

Tenemos un lugar. A veces nos quedamos entre bambalinas observando pasar nuestra vida sin implicarnos en ella.
Pero si nos implicamos, en un sentido mas amplio de la vida, a veces somos protagonistas, otras actores secundarios y también extras. No siempre estamos en la posición que nos gustaría estar. Algunos días nos levantamos sintiéndonos protagonistas y nadie nos ve, pasamos totalmente desapercibidos, y otros días nos sentimos demasiado observados y nos gustaría ser sólo extras.
En cualquier caso tenemos un lugar en la vida. Como decía Teresa de Calcuta, quizás sólo seamos una gota en el océano , pero si no estuviese, faltaría.

Y como actores, tenemos unos papeles o máscaras. Somos hijos y somos padres, somos arquitectos, carpinteros, o comerciales; somos victimas y salvadores; somos fuertes, débiles, habladores y callados. Somos los papeles que trajimos a este mundo, los que nos han dado cuando eramos niños nuestros padres y también los que nosotros mismos hemos aprendido. Muchas veces no nos damos cuenta de que es sólo un papel, que lo podemos soltar y seguir siendo nosotros. Nos perdemos en los demás, complaciendo a los que nos rodean y luego no nos encontramos. Somos más que los papeles que representamos.

Y los actores siguen guiones. Podemos reconocer un guion porque es una situación que “siempre acaba igual”, o tienes la sensación de haberlo vivido ya, “siempre es lo mismo”. No suele tener preguntas, y el otro siempre responde igual. Y si nos damos cuenta de que estamos implicados en un guion, podemos cambiarlo si queremos. Basta con preguntar algo o dejar de responder como siempre.


En el teatro de la vida también podemos ser guionistas.

martes, 30 de mayo de 2017

AMAR SIN MIEDO A PERDER

Nos dicen que amar es preocuparse por los demás. Y lo hacemos. Nos preocupamos y empezamos a dar vueltas en la cabeza a todas las posibles desgracias que pueden ocurrir a las personas que queremos, hasta que, en el mejor de los casos, mandamos a paseo todos esos pensamientos. Y nos sentimos libres, aliviados y posiblemente culpables por dejar de pensarlo.

Pero tenemos derecho a amar sin pre-ocupaciones. Tenemos derecho a ocuparnos de los demás cuando es posible, pero es imposible hacerlo antes de tiempo. Podemos prevenir y si ocurre algo desagradable ayudar cuando ocurra pero todo lo demás no son más que imaginaciones y, además, desagradables. A nadie ayudan, y pasamos ¡hasta horas! dándole vueltas en la cabeza a pensamientos nefastos y creándonos desde malestar físico hasta ataques de ansiedad.

Nos engañamos y engañamos a los demás diciendo que “les queremos más porque nos preocupamos de ellos”. Eso no es amor, eso es miedo a perder a quien amamos. Es un miedo alimentado por pensamientos catastróficos.

Esos pensamientos se llaman perspectivas catastróficas y surgen cuando llega tarde la persona que amamos (“¿habrá pinchado una rueda?”), va a venir a vernos en avión (“¿y si se cae el avión? será culpa mía”), se escapa el perro (“seguro que lo han atropellado”), los hijos adolescentes no vienen a la hora acordada...No voy a dar mas ideas ,son demasiadas las que escucho cada día.

Me decía una profesora, Loretta Cornejo: “Necesitamos suponer para actuar, pero puestos a imaginar ¿por qué no suponemos cosas agradables?”
Podemos pensar que mi perro esta disfrutando ahora de vivir con una familia que le deja entrar en la casa, como le gustaba; que mi hijo ha conocido esa noche a su novia, a su futura pareja y han perdido la noción del tiempo; tantas y tantas cosas que nos dejan buen cuerpo!


Cuando amamos con amor auténtico, lo hacemos en el presente, sin posesividad, sin alimentar los miedos, como un regalo que nos trae la vida y cuya duración nadie sabe por adelantado. Simplemente ¡disfrútalo!.

martes, 2 de mayo de 2017

EL PODER DE LA AMABILIDAD

Complacer no funciona, está comprobado.
¿Cuánto dura el efecto o la satisfacción de complacer a alguien?
Apenas unas horas.
La mayoría de las veces tratamos de compensar a otra persona por habernos enfadado con ella.
También buscamos en el fondo que el otro lo haga con nosotros. Y como no suele ocurrir y sentimos rabia. 
Y estamos continuamente tratando de complacer a todos los que nos rodean para verlos felices y así permitirnos ser felices nosotros también. Difícil.


En cambio, tenemos la capacidad de ser amables. Es algo parecido pero no es igual.
¿Qué sientes cuando eres amable, qué diferencia hay? Piénsalo antes de seguir leyendo.

1.¿Una sensación interna de ser más tu mismo que cuando tratas de complacer?
2.¿La libertad de decir si o no a la otra persona, y mantener amabilidad?.
3.¿Respeto por el otro y sus circunstancias, y a la vez a ti mismo?

Cuando miré su significado en el diccionario me sorprendí.  Ser amable significa “ser digno de ser amado”.

domingo, 9 de abril de 2017

CÓMO APROVECHAR LOS AUTOREPROCHES Y LA CRÍTICA INTERIOR PARA AUMENTAR TU BIENESTAR.

Si tienes ojeras o bolsas bajo los ojos es muy probable que seas de l@s que se hacen demasiados reproches y críticas al cabo del día.

Dice la P.N.L.: “Toda conducta tiene una intención positiva detrás”. Esto quiere decir que cuando realizamos una conducta buscamos algo positivo para nosotros, aunque no sepamos qué, no seamos conscientes de ella.

¿Cuál es la intención positiva que tienen en común habitualmente los reproches y las críticas? Generalmente tratan de corregir y cambiar alguna acción de la que no estamos satisfechos, mejorar algo.

Para aprovechar y poder redirigir la energía contenida en las criticas y reproches, es necesario saber que siempre que queramos cambiar algo necesitaremos preservar esa intención positiva. Es imposible cambiar o eliminar una crítica si no hacemos algo por corregir lo criticado, porque algo de razón suele tener la voz crítica.

También es necesario conocer que es mas fácil de corregir una conducta que la identidad.
Cuando decimos a un niño :”Eres tonto”, lo inutilizamos en su totalidad y probablemente el día siguiente, cuando le propongamos hacer algo, lo utilizará y nos responderá: “No lo puedo hacer, soy tonto”. Por el bien de todos es mejor decirle : “Has hecho una tontería, a ver cómo puedes arreglarlo”. Ahí el niño sigue sintiéndose capaz de hacer algo.

Entendiendo lo anterior, vamos a ver cómo podemos eliminar, entre otras cosas, las ojeras.

Reproches: son críticas hacia algo que ocurrió o hicimos en el pasado. No podemos cambiar ese hecho del pasado, pero sí prevenir que, si vuelve a ocurrir en el futuro, sea más parecido a lo que deseamos. Vamos a hacer “un puente al futuro”:
1-Reconocer que realmente deseamos que, la próxima vez que ocurra algo parecido, acabe de otra manera. Estamos más apegados a la rutina de lo que pensamos.
2-Analizar y detallar lo que ocurrió, qué personas intervinieron y qué hizo cada uno.
3-Analizar qué hice yo y qué podría hacer diferente para que el resultado sea distinto, más en la linea de lo que deseo.
4-Visualizarme haciendo esa conducta diferente en el futuro y el resultado que produce.

Dice la P.N.L. que si hacemos más de lo mismo obtendremos los mismos resultados que otras veces. Necesitamos hacer algo distinto para obtener un resultado diferente.

Crítica interna: Suelen ser voces machaconas, como prefiero llamarlas, para distinguirlas de la crítica constructiva. Esas voces se repiten una y otra vez, están en el presente, suelen ser insultantes y desvalorizadoras, no proponen ninguna solución y, aunque tengan una intención positiva de corregir, no logran cambiar nada.
Es necesario transformar esta crítica o voz machacona en una crítica constructiva.
1- Cuestionarla. ¿Es verdad lo que dice? Muchas veces son absolutismos tipo “todo”, “nada” , “nunca”, son generalizaciones que son mentira en el 99, 99% de las veces. Es necesario contrastarla con la realidad.
2-Analizar qué hacemos en esa situación, valorando cada parte, lo que funciona y lo que no funciona de cara a lo que queremos obtener.
Dice la P.N.L. que “no hay éxitos ni fracasos, sólo resultados”.
3.-Conservar lo que funciona y cambiar aquello que no funciona, mediante la creatividad, permitiendo que se nos ocurran conductas alternativas más validas o adecuadas a las circunstancias o a nuestra edad.


Permitámonos cambiar lo que no nos esta funcionando, lo caducado y construir nuestro bienestar y felicidad.

martes, 21 de marzo de 2017

A POR TU FELICIDAD

Me dicen los libros que felicidad es un estado que se siente cuando se alcanza un objetivo deseado, no me lo creo.

Me decía una chica: “Estoy haciendo este curso, y además hago...” contándome su camino de búsqueda de la felicidad. Se la veía tan feliz mientras lo explicaba que no sabía si decirle que la había encontrado ya!

¿Otro ejemplo? Me contaba un compañero que había estado ese año buscando su coche ideal. Probaba coches, hablaba con los amigos, se iba a ver ferias y se decía continuamente que iba a ser muy feliz cuando lo comprase. Bueno, pues cuando lo compró se dio cuenta de que su felicidad se había acabado, que hasta que no cambiase de coche otra vez, no volvería a serlo como antes.

Muchas veces no nos damos cuenta de que estamos siendo felices.

Me gusta la definición de la RAE:

1.“Estado de grata satisfacción espiritual y física”.
2.”Ausencia de inconvenientes o tropiezos.”

Y todavía más la de Wordreference:

1.”Estado de ánimo del que disfruta de lo que desea”.
2.”Satisfacción, alegría, contento.”

Sí, mi experiencia me dice que es necesario disfrutar de lo que haces, de vivir, y sentir la satisfacción y la alegría.

Y creo que se puede ser feliz aunque haya tropiezos o inconvenientes, si uno vive la vida como una aventura. Esta claro que cuando lo que nos trae la vida nos gusta y es lo que queremos, lo disfrutamos. Y es menos frecuente que, cuando nos viene “en contra”, no lo hemos elegido y no nos gusta, lo tomemos como un reto, como algo a descubrir, a conocer, y también lo disfrutemos.

Porque ¿cuántas condiciones ponemos a la vida para ser feliz? ¿“Ha de hacer sol porque la lluvia no me gusta, me resulta incomoda”? Las dos cosas son imprescindibles en la vida. Cuanto más selectivos seamos con lo que nos viene de fuera, más lo seremos con nuestra felicidad.

Ampliemos nuestras posibilidades. Dejemos de rechazar tanto, porque el mismo rechazo es el que nos da malestar. En el próximo articulo hablare más de esto.
Y una vez ampliadas, ¿cómo hacemos para disfrutar?

Para disfrutar es necesario sentir, y para sentir necesitamos estar más conscientes de nuestro cuerpo y atender nuestras necesidades. Todos hemos visto a un bebé con hambre o con sueño. Nos pasa lo mismo aunque no chillemos.
A través de nuestro cuerpo percibimos el exterior, a través de los sentidos. Es imprescindible estar descansados y bien alimentados. Cuando hacemos algún tipo de ejercicio, sea andar, correr, deportes, musculación, yoga, etc, también nos vamos a sentir mejor y nuestra autoestima va a mejorar. Media hora de andar cada día ya mejora la respiración, se oxigena el cuerpo, suben las defensas y nos da salud.

Y no se trata de intentar. Si no piensas pasar a la acción, no te engañes diciéndotelo, te vas a sentir frustrado y mal. Es mejor ser coherente entre lo que uno se dice y hace. Si te cuesta ponerte a hacer ejercicio puedes empezar por darte cuenta de cómo estas y de qué sientes. Ya has visto que a veces ni nos damos cuenta y ya estamos siendo felices. Si puedes llevar un diario, escribir unas pocas líneas dos o tres veces a la semana, aumenta también la conciencia de lo que sentimos y, si te duele algo, disminuye el dolor a la mitad, está comprobado.

Vivir el presente plenamente es ser el protagonista de tu vida e implicarte en ella. Para que no tengas miedo de la felicidad y de la alegría. Algo que pasa bastante a menudo. Nos hemos acostumbrado tanto a “vivir evitando desgracias” que nos da miedo vivir la felicidad, que es un derecho de todo ser humano.
Y ser protagonista significa que lo que hagas y no hagas sea tu elección, porque cuando somos adultos elegimos también cuando no elegimos. Es mas fácil cuando asumimos la “responsabilidad” de nuestra vida, o sea, la “capacidad de responder” en ella. Los aciertos serán los nuestros y los valoraremos, y los errores que cometamos serán mas fáciles de corregir si son nuestros que si son ajenos. Al fin al cabo somos nosotros los que estamos presentes y percibimos cada situación. No conviene seguir los consejos de los demás sin cuestionarlos.

Porque no se trata de estar planeando las cosas para un futuro y dejar que el tiempo vaya pasando. Sólo se disfruta la felicidad en el presente, en este momento y en “la realidad” que muchas veces despreciamos. Se trata de ir encontrando el ritmo de la vida. Es como una canción. Hay un ritmo de fondo y sobre él surge el canto u otros sonidos que combinan con ese fondo. El ser humano tiene unos ritmos biológicos que es necesario atender, una rutina, y sobre ellos vamos creando nuestra vida. Se trata de vivir sin meternos prisa y sin frenarnos, buscando o esperando el momento oportuno para cada cosa.

Y si queremos mantener la felicidad en nuestra vida es imprescindible que la dejemos marchar. Tenemos la capacidad de habituarnos a las sensaciones, y dejamos de sentirlas, de percibirlas. A veces no nos damos cuenta hasta que se van, notamos la diferencia.
Es necesario dejarla marchar para que pueda volver y seamos otra vez felices.

Dice Thich Nhat Hahn: “No hay camino para la felicidad, la felicidad es el camino” .

Y seguiré tratando el tema en los próximos artículos. Felizmente.


jueves, 9 de febrero de 2017

PRIMERA IMPRESIÓN

Conocemos a alguien y nos quedamos con la primera impresión, le ponemos una etiqueta como si fuera la mejor, la verdadera.
¿Nos permitimos tener una segunda o una tercera impresión en los siguientes encuentros o seguimos con la primera impresión o juicio que hicimos un día de esa persona?
La información caduca sobretodo la de los seres vivos, la vida es cambiante.
Nada hay mejor que recoger en cada encuentro la impresión de ese día, de cómo está esa persona y cómo estas tú, y permitir que cada encuentro tambien sea diferente, nuevo,... como es en realidad.

lunes, 6 de febrero de 2017

QUÉ ES UN PROBLEMA Y CÓMO RESOLVERLO

¿Es un bloqueo, algo que puede perjudicar, oscuridad, impotencia, un final sin un después, una preocupación, un disgusto, una incógnita, una lucha, un desafío?

Un problema es una dificultad que surge cuando queremos obtener algo, un beneficio.
Si aceptamos lo que hay y no tratamos de cambiarlo, desaparece el problema. Y tampoco obtenemos lo que queremos.

Un ejemplo sencillo: Pincho una rueda del coche.
Es un problema si he quedado a una hora en una cita importante, me voy a retrasar...¿y qué si me retraso?, pues me entra ansiedad porque me gusta que me consideren una persona muy puntual y me molesta llegar tarde. Para mi es importante la puntualidad. Además hoy me duele la espalda.
Tendré que cambiar la rueda o pedir que lo haga alguien y a lo mejor tarda. Como poco tendré ansiedad.
Si acepto que no podré llegar a tiempo, que voy a llegar quizás una hora tarde, me relajaré, quizás me sentaré a tomar un café mientras espero, o la cambiare con calma.

Algunas veces conocemos nuestro objetivo, por ejemplo, buscar un trabajo, y otras no lo reconocemos tan fácilmente. Puede ser un ideal, como tener paz o seguir quedando como una persona puntual. O también puede ocurrir que sólo reconozcamos lo que no queremos: Por ejemplo, no quiero que me duela más la espalda.
También puede suceder que un problema sea una solución a otro, porque nos impida obtener algo que realmente no deseamos. Por ejemplo, me cuesta tener pareja, y no consigo mantenerla más de un mes. Pero puede ser que cuando estoy en pareja, me pierdo a mi misma, dejo de prestarme atención para dedicarle toda a él.
Necesito preguntarme: ¿Qué me impide y qué me facilita un problema? para empezar, a aclararme.

¿Cómo puedo resolver un problema?

El 80% de las veces afrontamos los problemas de forma emocional y por eso no conseguimos resolverlos. Es conveniente combinar nuestra parte emocional y la intelectual.


  1. Concretar el problema. Consiste en analizar y concretar el problema, en detenernos un momento como observador y utilizar nuestra parte más intelectual, dejar un poco de lado la emoción en este momento.
    Necesitamos preguntarnos: Cuál es el problema, a quién y cómo afecta, qué conductas realiza cada uno de los implicados, qué emociones manifiesta cada uno, qué intención positiva puede tener cada persona para actuar como lo hace, o qué es importante para cada persona. Recuerda que detrás de cada conducta que realizamos , aunque esté equivocada, hay una intención positiva. Si puedes concretar el problema, muchas veces ya obtendrás la solución.
  2. Lluvia de ideas, estrategias, o posibles soluciones. Aquí vale todo, por muy locas que parezcan algunas soluciones, pueden funcionar en parte. Aquí participamos con la emoción y el intelecto.
  3. Elección de una solución, quizás formada por varias de las que surgieron. Esta fase también es más analítica y elegiremos la de mayor beneficio para todos los implicados. Incluidos nosotros, claro!