El Blog de Psicología Alternativa

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viernes, 12 de junio de 2015

EL PROCESO DE DUELO I : INDESEADO, DESCONOCIDO Y NECESARIO

Sí, ya lo sé, es un tema que no deseamos nadie y por ello es desconocido. Me asombra encontrarme con tanta gente que no sabe que es algo normal tener determinadas emociones temporalmente revueltas después de una perdida importante. Y me dicen: “tengo una depresión”, e incluso hay médicos que recetan antidepresivos, cuando la enfermedad está en no sentir las emociones que corresponden a este periodo.

Cuando sufrimos una perdida como la muerte de un ser querido, una separación, la perdida de un trabajo o una discapacitación, los hijos que se independizan, el incendio y perdida de nuestras pertenencias,...hay un periodo que dura entre 6 meses y 2 años, que es el tiempo que tarda en sanar la herida emocional de la perdida. Si nos permitimos vivir el dolor, no se convertirá en sufrimiento ni se cronificará.


¿Que podemos hacer con el dolor? ¿Que podemos hacer para que sane y no se convierta en sufrimiento, para que la herida que hay abierta se cierre de una forma saludable y no se quede eternamente abierta?

Durante el periodo de duelo conectamos con nuestras emociones mas básicas, y con nuestros recuerdos mas remotos y es normal que recordemos sensaciones, voces, imágenes relacionadas con la persona que marchó.
Hay varias etapas que suelen sucederse aunque el orden pueden cambiar.

A continuación de la perdida vamos a sentir una serie de emociones básicas, mas conectadas con nuestra infancia que lo habitual. Se suceden en una serie de etapas, aunque no tiene por qué ser en este orden.

La primera suele ser la de negación, negar la realidad como una forma de lograr tiempo para ir aceptando lo que ha sucedido. Deriva de la conmoción al recibir una noticia dolorosa y difícil de asimilar. Sobre todo si ha sido una perdida repentina, sin previo aviso. Tiene esta etapa una función protectora y hemos de respetarla, aunque no alentarla.

Otra etapa es la de la rabia. El enfado con la persona que se ha ido nos permite seguir viviendo. Cuando alguien muere, también muere una parte de nosotros: nuestras expectativas, ilusiones y planes de futuro. Nos enfada que se haya ido, nos enfada perder lo que hemos estado recibiendo de el o ella. Nos enfada que se haya ido y sentimos rabia hasta de que nos hiciera felices con su alegría o bromas. El enfado nos permite separarnos lo necesario para seguir viviendo el tiempo que nos corresponde.

La culpa es otra de las etapas. Surge de la sensación de impotencia que sentimos ante la perdida Es una emoción que busca responsables de que haya sucedido esa perdida, busca donde esta o estaba el poder para haberlo evitado. Nos culpamos nosotros y culpamos a los demás. Nos reprochamos lo que hemos hecho o lo que no hemos hecho.

La tristeza es la emoción que mas fácilmente reconocemos o justificamos en un duelo, pero no la aceptamos muy fácilmente. Expresa el dolor de la separación, y si la evitamos o nos agarramos a ella, el dolor se convierte en sufrimiento, que muchas veces se hace permanente, que se puede cronificar.

La tristeza esta considerada muchas veces una emoción negativa, pero os puedo asegurar que llorar cuando sufrimos una perdida es mas sanador y aliviador que “ser fuerte”, “no llorar”, tratar de calmarse” y otras cosas que nos dicen.
Es necesario dejar salir la tristeza pero sin agarrarnos a ella aunque nos parezca la emoción mas adecuada. Lo que puede tener de negativo cualquier emoción es retenerla, bloquearla, cuando la naturaleza de las emociones es llegar y marchar. Quizás nos parece una falta de fidelidad o lealtad a la persona que se ha marchado el dejar de estar triste y volver a reir.
Es necesario ir dejando pasar la tristeza, igual que el enfado o la culpa. Con el tiempo podremos ir recordando no solo que hemos perdido alguien o algo, sino también aquellos momentos de vida y alegría que compartimos. Y aprendemos a separarnos de los seres queridos.
En el proceso de duelo conectamos con el presente, el ahora, nuestras emociones mas básicas, mas profundas, y de donde surge mucha creatividad. ¡Cuantos pintores o cantantes han compuesto algunas de sus mejores obras en momentos de perdida!. Es muy sanador emocionalmente componer, pintar, escribir, expresar lo que sentimos,a veces en soledad, a veces acompañados.
Aunque nos pueden surgir miedos, y dudas, por los cambios que llegan a nuestra vida, hemos de recordar que vivimos en sociedad, que tenemos gente, amigos y familia que nos pueden acompañar en esos momentos difíciles. Dejo para un próximo día contaros como se puede acompañar a alguien que ha sufrido una perdida.