El Blog de Psicología Alternativa

El Blog de Psicología Alternativa

sábado, 24 de diciembre de 2016

CUANDO CAMBIAR SIGNIFICA SER MAS UNO MISMO

Queremos cambiar, no nos gusta como somos ,...o no gustamos a alguien que tenemos cerca y al que queremos,...¿cómo podemos hacerlo sin que salgamos perdiendo?o ¿cómo podemos hacerlo, después de tantos intentos sin que vuelva a suceder lo de siempre?

Hay una forma de hacerlo y salir ganando.

Para explicarlo voy a coger de ejemplo la dependencia, algo que hace que nos quedemos “enganchados” a otro, sea una pareja, padre, hijo, ...alguien que nos acaba dirigiendo la vida y que cuando somos adultos ya no funciona.
Surgen cursos, personas o vídeos en youtube (¡que pueden llegar a mas de 800.000 visitas!) en los que te dicen que no has de ser dependiente, que has de ser independiente. Y que están creando conflictos importantes a la gente.

¿Qué podemos hacer?

Reconocernos en los dos extremos.

Dependencia: somos seres sociales y vivimos en una sociedad en la que nos gusta relacionarnos, formar grupos, sentirnos en equipo (los americanos estimulan mucho mas la individualidad). Las emociones es la fuerza que nos lleva hacia los demás y los españoles somos emocionales. Las personas alargan su vida cuando están en pareja, así que es más sano. ¿Que tiene de malo?

Independencia: nos permite reconocer nuestras cualidades y habilidades particulares; actuar cuando no estamos en equipo sin tener que esperar a que alguien nos indique; vivir sin miedo a la soledad porque sabemos que esta en nuestras capacidades estar solo o acompañado. Puede llevarnos a actuar sin tener en cuenta que hay un exterior a nosotros del que participamos y dificultarnos la intercomunicación con los demás por autoexcluirnos. ¿Es bueno?

Me he quedado corta dando ventajas y desventajas. ¿De qué depende que algo sea bueno o malo? De que me guste, del momento, de la gente que me rodea, y de la intensidad.

Para abrazar a alguien y estar a gusto es imprescindible poder ser dependiente.
Para actuar y salir de un problema cuando los que nos rodean están bloqueados hace falta poder ser independiente.

¿Cómo podemos cambiar cuando nos estamos excediendo en alguno de los dos extremos o polaridades? Permitiéndonos ser las dos cosas y de esta manera graduar y elegir en cada momento lo que corresponda, permitiéndonos ser todo, ser más yo.

Cuando nos reconocemos en las dos polaridades podemos quedarnos abrazados a alguien y estar a gusto, y también separarnos de esa persona y sentirnos bien.


sábado, 3 de diciembre de 2016

TODA DEPRESION CRÓNICA TIENE AL LADO UN SALVADOR

Cuando viene al despacho alguna persona con depresión, en crisis, con tratamiento o sin él, habitualmente en un mes, 4 o 5 sesiones, se sostiene. Yo no busco ni trato que se sientan”bien”, sino que reconozcan y acepten lo que les esta ocurriendo, sin tratar de evitarlo (porque la mayoría de las veces no es evitable, por eso están deprimidas). ¿Cómo se va a sentir alguien bien cuando les ocurre algo que no les gusta?

Moverse sólo entre el “bien” y el “mal” no funciona. Yo les digo siempre que, cuando pregunto: ¿cómo estas?, la respuesta: “bien” o “mal” no es informativa. Simplemente indica si les gusta cómo están. Si yo les pregunto cómo es tu casa y me dicen “bonita” o “fea”, solo sabré si les gusta, no me informa de cómo es la casa.

Así pues necesitamos aprender a:
-poner más nombres a nuestros estados internos y no limitarnos al “bien” o “mal”.
-y que la vida no nos trae sólo cosas que nos gustan, que es necesario aprender a afrontar todas las cosas, nos vengan por donde nos vengan.

Y las personas son capaces de aprender pronto. En un mes suelen sostenerse ya, el llanto disminuye a mínimos y sienten ya que no se derrumban, van encontrando un apoyo en su interior que les permite reconstruir su vida.

Cuando no es así, cuando se alarga el estado depresivo en el tiempo, cuando la persona después de recuperarse y encontrar apoyo en ella misma vuelve a debilitarse o derrumbarse, seguro que el sistema familiar está implicado . Es necesario trabajar con el sistema familiar o ver que pasa con la pareja. Seguro que hay un “salvador”. Porque tengo comprobado que cuando una persona se pone depresiva y su pareja o su familia no le hace ni caso, sale de la depresión por sí mismos, aunque sea a regañadientes.

¿Y qué es un salvador?
Pues un salvador es una persona que se ha creído que es mejor ser héroe que ser víctima, que llorar y estar triste es malo, que no hay que enfadarse con los demás, que hay que dar amor incondicional a todo el mundo, que va de padre o madre universal evitando a los demás las emociones “negativas” y diciéndoles lo que tienen que hacer sin reconocer y respetar su autonomía y capacidades. ¿A que hay muchos así? ¿A que casi todos somos un poco salvadores?

Pero lo que ocurre es que esta actitud de salvador cronifíca la depresión. Hay una dependencia emocional con la persona deprimida: El salvador rechaza algunas emociones y el deprimido se apega a ellas. El salvador trata de salvar de esas emociones y la víctima o la persona deprimida busca ser reconocida cuando esta sintiéndolas. Cuando uno esta deprimido se siente victima de las circunstancias e incapaz de actuar frente a ellas.

¿Por qué no funciona ser salvador?
Porque no es mejor ser víctima que salvador, son distintos papeles que diferentes circunstancias que nos suele traer la vida.
Porque llorar y estar triste no es malo, es una emoción necesaria con causa justificada y lo perjudicial es quedarse enganchado en esa o en otra emoción en lugar de dejarla pasar.
Porque es necesario y saludable enfadarse a veces con alguien y poner distancia emocional por lo menos.
Porque el amor incondicional es sólo válido y saludable de los padres hacia los hijos, en las demás relaciones es necesario poner condiciones.
Porque cuando vamos de padres de los demás adultos que conviven con nosotros, nos frustramos y estresamos porque no estamos respetando su capacidad para dirigir ellos mismos su vida.
Porque nos han enseñado a rechazar algunas emociones y eso sí es un problema. No sabemos manejarnos con ellas y las rechazamos o tratamos de evitarlas en lugar de dejarlas pasar.

La única salida válida que he visto en estas depresiones crónicas es que el salvador o los salvadores (a veces son unos cuantos), participen en el proceso de terapia. Cuando es así, y el salvador ajusta también por su parte lo que no funciona, la persona suelta la depresión con facilidad.


Y es que nadie te puede rescatar del pozo en el que uno se siente cuando está deprimido. Es necesario aprender que en la vida hay de todo, reconocer lo que hay y lo que es sin juzgar tanto y aprender a tocar fondo cuando algo no va como nos gustaría y tirar para arriba otra vez.

sábado, 19 de noviembre de 2016

¿MAS ES MEJOR?

Ayer otro cliente me volvió a decir: “¡Por supuesto que más es mejor!”

  • Una relación de pareja requiere que los dos pongan por igual y reciban por igual. El que da mucho se cansa de recibir poco y el que recibe mucho se siente incapaz de dar tanto.
  • Un fracaso escolar que tratan de arreglar añadiendo mas horas, asignaturas, libros y deberes en lugar de cuestionarse que falla, que sobra y que es necesario.
  • Una obligación de ducharse y cambiarse de ropa cada día para “ser” limpios. Y una necesidad que va en aumento de ponerse mas suavizantes, mascarillas y cremas para mantener la hidratación.
  • Una búsqueda de poder apoyada en tener mas dinero, y ser más que los demás, sin limite porque el poder real, en cambio, se apoya en el desarrollo y uso de las propias capacidades.
  • Una felicidad que se nos escapa porque tratamos de conseguirla haciendo más cosas y poniéndole más condiciones en lugar de dejar que ella nos alcance.
  • Una oferta de trabajo: “Tengo un trabajo estupendo para ti, no cobraras casi, pero te aseguro que podrás trabajar mas de 12 horas cada día”. Al poco tiempo tenía un ataque al corazón el ofertante.
  • Una posibilidad de dormir conseguida a través de pastillas porque somos incapaces de hacer menos, seriamos “vagos”.
  • Un intento de resolver los problemas haciendo más de lo mismo en lugar de preguntarme como hago lo que hago, que quiero obtener y hacerlo de otra manera, y si no funciona, pues otra cosa.



Un padre le dijo a un hijo adolescente por milésima vez: “Ordena tu cuarto” y el hijo le respondió: “Vaya, creía que no era importante para ti, como me lo decías tanto...”. Es real, como todo lo anterior.

sábado, 29 de octubre de 2016

¡Y lo he hecho yo!

Muchas veces nos quejamos de falta de autoestima y es porque no valoramos lo que hacemos.

Os propongo probar a hacer el siguiente ejercicio:
-Siéntate de vez en cuando, date cuenta de cómo te sientes y a continuación haz un repaso de lo que has hecho, mas o menos así:

Hoy, me he despertado y lo he hecho yo;
me he levantado y lo he hecho yo;
me he lavado la cara y lo he hecho yo;
me he hecho tostadas y lo he hecho yo;
me las he comido y lo he hecho yo;
he ido al trabajo con el autobús y lo he hecho yo;
he clasificado el trabajo pendiente y lo he hecho yo;
he recogido la casa y lo he hecho yo;
he barrido y lo he hecho yo;
...y así, concretando todo lo que queramos o necesitemos.

Y volved a prestar atención a como os sentís ahora.
Seguro que ha cambiado.

Puede que, sin probarlo, te parezca una tontería pero funciona y es por una razón:

En el ciclo de satisfacción de necesidades es necesario, después de llevar a cabo una acción, tomar conciencia de lo hecho, y después permitirse sentir la satisfacción consecuente. Muchas veces evitamos esta fase saltando de hacer una cosa a otra, sin permitirnos reconocer nuestro merito, nuestra participación en ello. A lo mejor nos decimos como mucho “¡Qué bonito ha quedado!”.

¿Cómo que ha quedado? ¿Quién lo ha hecho? Lo he hecho yo.

El poder real está en nuestras capacidades, no en quién tiene más razón o quien grita más. No consiste sólo en competir a ver quién tiene más dinero o es más algo. El poder real de uno mismo también surge de nuestras acciones, de ser coherentes con lo que decimos y de valorarlas, desde la más pequeñita. Nadie llega a millonario sin reconocer antes el valor de una moneda.



viernes, 30 de septiembre de 2016

POR QUÉ ESTA MAL "SER LA OPOSICIÓN”

Por dos razones:
  1. La primera es que el que se define así está a nivel neurológico de identidad. “Ser la oposición” es diferente de “oponerse”, que es una conducta. Oponerse como conducta es más flexible y manejable que como identidad.
    Es diferente decir a un niño “has hecho una tontería” que “eres tonto”, que va dirigido a la totalidad del ser y lo anula y dificulta para corregir la tontería.
  2. La segunda razón es que oponerse por sistema es lo que se llama funcionamiento por evitación. La persona sabe lo que no quiere, y se opone y trata de evitarlo, con el inconveniente de que tiene la atención siempre centrada ahí, por lo que no tiene una dirección u objetivo alternativo. La persona elige por eliminación, es decir, elige entre lo que menos le gusta (recordad que solo tiene la atención en lo negativo, en lo que no le gusta). Y se queda con lo que resta o con nada.
    A diferencia de esto, esta el funcionamiento por objetivos: pienso en lo que necesito o quiero, planifico, le doy forma a mi idea y voy a por ello. Aquí estoy eligiendo lo que quiero y como lo quiero, y trataré de obtener lo más parecido a ello. Aquí se elige por selección.

El funcionamiento por objetivos permite mayor bienestar, es creativo y lleva hacia el desarrollo y la evolución. Es un proyecto que evitará o eliminará lo que crea malestar.
Mientras que el funcionamiento por evitación busca simplemente aliviar, oponiéndose y no lo consigue por mucho tiempo, porque no ofrece alternativa, ya que tiene la atención centrada en lo que no quiere.

Y trasladando esto a la política, creo que de unas elecciones salen una serie de partidos. Todos están en el Gobierno y lo forman en mayor o menor grado según el numero de votos. Y han de ponerse todos a trabajar en crear bienestar al país y a los ciudadanos que les hemos elegido para ello, incluyendo cambiar, quitar y mejorar lo que no funciona.
Es decir les corresponde a todos funcionar por objetivos. Y como es un trabajo en equipo, proponer todos, crear entre todos y también oponerse mutuamente todos a las ideas o partes de los proyectos que no les gusta de los otros y buscar acuerdos. En cualquier caso siempre con el bienestar colectivo como objetivo (que es el nivel de adulto en el desarrollo ético).

Si alguien se sitúa y se identifica como la Oposición y en contra del Gobierno, es boicoteador, se automargina, trata de aliviar pero no lo consigue porque cuando algo se quita hay que poner otra cosa en su lugar. Y eso no lo hace. El trabajo del Opositor es un trabajo muy fácil, solo hay que decir que no, pero no crea bienestar para nadie.

sábado, 10 de septiembre de 2016

INDEPENDENCIA ES DIFERENTE DE AUTONOMIA

Nacemos dependientes y necesitamos a alguien para que atienda nuestras necesidades.
A los dos años, más o menos, empezamos a probar nuestra capacidad de atenderlas cuando decimos: “Yo solo”, al ponernos un abrigo o hacer algo, cuando llevamos la contraria y al no querer que nos ayuden. Es nuestra primera etapa de independencia. Hay una pequeña lucha.

Hay una pequeña lucha con las personas que nos atienden , que es un poco mayor cuando los padres son muy ayudadores, o es inexistente con los padres sobreprotectores (el niño se rinde).
De todas formas, la independencia va a ser siempre un enfrentamiento, con la dependencia y con aquellos que la sostienen mas allá de lo necesario para nuestra edad.

En paralelo, vamos desarrollando una autonomía, la capacidad de atender nuestras necesidades. La autonomía generalmente no esta en lucha, es algo interno, es un reconocimiento que nos da la tranquilidad de saber que, cuando necesitamos algo, lo podemos tener. Viene del entrenamiento de cuidarnos. Nos da paz.

Y otra diferencia entre ambos conceptos es que, mientras la persona autónoma no tiene ningún problema para dejarse ayudar o pedir ayuda, la persona independiente , como esta en lucha con la dependencia, tiene muchas dificultades para dejarse ayudar o delegar en otros.

Ocurre que cuando somos adultos, en nuestra cultura, muchas veces en las familias se dan dependencias cruzadas implícitas, (no habladas): “Yo cuido de ti y tú cuidas de mi”. Suele llevar a discusiones porque, o “no haces tanto por mi como yo por ti”, o “pretendo tenerte siempre disponible por si te necesito”, etc. Y es que se nos acusa de ser “egoístas” cuando atendemos nuestras propias necesidades.
En las familias con autonomía, en lugar de eso, hay la capacidad de compartir. Hay el reconocimiento de lo que es de cada uno, de sus capacidades y un trabajo en equipo para beneficio simultaneo de todos.

Y cuando somos adultos, quizás somos autónomos, pero no nos damos cuenta y vamos de independientes pensando que eso es ser adultos. Vivimos en una continua lucha con los demás, con la dependencia, no acabamos de reconocer nuestras capacidades y luchamos con nosotros mismos para superarnos. Vivimos en un continuo sobreesfuerzo. Porque: “¡claro, no somos unos críos dependientes!”
Pero la persona que se reconoce como autónoma se permite ser dependiente e independiente cuando lo cree necesario, no necesita luchar y vive mas relajada.

¿Cómo podemos pasar de la independencia a la autonomía para obtener mayor bienestar?
-No colgándonos de los demás y participando en el reparto de tareas caseras.
-Reconociendo los limites entre lo que nos corresponde a nosotros y lo que corresponde a otros. Encontrando los limites. Esto nos va a ahorrar muchas discusiones tanto en casa como en el trabajo. También se llama reparto de responsabilidades.
-Reconociendo nuestras necesidades y cuidándonos. Siendo lo suficientemente egoístas para atender nuestras necesidades y no colgarnos forma habitual de otro.
-Respetando las capacidades de los demás y reconociendo su autonomía. Es mejor no tratar de sentirnos útiles o imprescindibles creando personas dependientes a nuestro alrededor.
-Aprendiendo a trabajar en equipo valorando el trabajo realizado. Soltar el exceso de competitividad



Asumiendo el protagonismo de nuestra vida y eligiendo cómo queremos vivir. Estamos en una cultura que muchas veces cree que lo mejor es no hacer nada y que lo hagan los demás, y nos perdemos muchas gratificaciones de la vida.

miércoles, 22 de junio de 2016

PEDIR ES DE ADULTOS

Nos hacen creer que no hay que pedir, es de mala educación, de niños malcriados, y hasta indigno, y dejamos de hacerlo.
Y empezamos a exigir, sobre todo a nuestra pareja, y esperamos que “adivine” lo que necesitamos, lo que nos apetece...un imposible sobre todo si se lo hacemos a un hombre.

Como habréis podido comprobar no funciona, ha de ser al contrario.

Exigir es de bebes, que no pueden aceptar que no les atiendas. Su vida va en ello, dependen totalmente de otra persona, y chillan y lloran todo lo que haga falta. También vale exigir cuando hay un acuerdo entre adultos, como en un puesto de trabajo por ejemplo, y hay que cumplir.

Pedir es de adultos, que pueden cubrir sus propias necesidades o buscar a quien pueda hacerlo. Los adultos pueden pedir las cosas y aceptar un “si” y un “no”.

Eso si, requiere valentía, atreverse.

domingo, 5 de junio de 2016

DERECHO A EQUIVOCARSE

El miedo a equivocarse y el perfeccionismo van de la mano.

El mes pasado estuvieron cambiando unos cables de las torres de alta tensión que hay cerca de casa. ¡Lo hacen en tensión, sin cortar la luz! El hombre que dirigía el trabajo estaba junto con otros colgado de los cables e iba nombrando con calma y claridad el protocolo, los distintos pasos que iban ejecutando. Los demás estaban callados y con una atención plena. Aquí no se oía varias personas hablando a la vez ni bromas o risas. Este es un trabajo que exige perfección. Un error puede costar la vida.

Comparemos esto con una niña española de 6 años que se va a vivir con sus padres a otro país con otro idioma y que se pasa meses y años sin hablar en el colegio por miedo a equivocarse, porque lo va a hacer mal, porque sus compañeros se reirán. Es un hecho real.

O comparemos con todas esas relaciones de pareja en las que pretenden que la pareja actúe, diga y haga las cosas a su gusto, cumpliendo expectativas, muchas veces desconocidas y sino hay enfado seguro. Es bastante habitual. O la de horas que podemos estar dando vueltas a unos grifos que hemos comprado y que no nos gusta como quedan con el resto del baño (a las 5 de la mañana dije basta).

El perfeccionismo nos ata a unos condicionantes muchas veces desconocidos, el derecho a equivocarnos nos libera.

Libertad para aprender (nadie nace sabiendo)
Libertad para sentir y expresar lo que sentimos (coherencia y espontaneidad)
Libertad para ser mas nosotros siguiendo nuestras propias expectativas (autenticidad)
Libertad para cambiar y ser también diferentes si es lo que queremos (integración)
Libertad para hacer las cosas sin juicios absolutistas: bien o mal. (creatividad)
Libertad para poder intentar algo una y otra vez (constancia, tenacidad)
Libertad para cometer nuestras propias equivocaciones y asi poder ir corrigiendo y alcanzar la maestría.


Le he preguntado a mi marido: “¿Que te parece el articulo?” Y me ha respondido: “Es casi perfecto”Jajaja, voy aprendiendo a redactar!