El Blog de Psicología Alternativa

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jueves, 10 de agosto de 2017

¿QUIÉN TIENE LA CULPA?


¿La tengo yo? y si es así... ¿cuánta me corresponde?

Cuando se cae un niño y se golpea con la mesa, ¿quién tiene la culpa? : ¿El niño , los padres, quién le estaba cuidando o la mesa?La mesa se lleva la culpa más de una vez!
La realidad es :
  1. Que la culpa se utiliza para acusar, como algo negativo, sin ver que significa también responsabilidad, y eso es “capacidad de respuesta”, “poder”.
  2. La culpa pocas veces es sólo de una persona. Lo más habitual es que esté repartida.
    Si en el trabajo te encargan una tarea para la cual no estas preparada, si no te dan el tiempo o los medios suficientes para hacerla,... si sale mal, la mayor parte de la responsabilidad de que haya salido así es del jefe. Si te echan la culpa y la tomas, haces de “falso culpable”.
    Las preguntas que te ayudaran a poner las cosas en su sitio y aclararte son: ¿Puedo hacer esto? y ¿me corresponde a mí hacerlo? ¿Qué necesito?
  3. En ese reparto de culpas o responsabilidades, ¿qué parte me corresponde? Un hijo pregunta a su madre si le puede llevar a casa de un amigo a las 5. La madre le responde que a las 5 no, a las 6. Más tarde, cuando le esta llevando, el hijo le dice a su madre que llega tarde por su culpa. La madre le responde que llega a casa de su amigo por su culpa, pero llega tarde por culpa de que él no le ha avisado de que llegaría a las 6.
    ¡Cuidado! Sobretodo en discusiones de pareja he visto que muchas veces uno asume la totalidad de la culpa sólo porque hay una pequeña parte que es suya y es cierta.
  4. Sólo el que asume culpa de algo, tendrá el poder para cambiarlo. Como decía antes, culpa es responsabilidad, es decir, capacidad de respuesta. Si le echamos la culpa a otro de nuestros errores, perdemos la posibilidad de corregirlo y aprender algo nuevo.
    Por ejemplo, “si te ocurre siempre lo mismo”, si se repite de la misma forma, seguramente haces tú algo para que se vuelva a repetir.
    La pregunta que necesitas hacerte es: ¿Qué pasa? ¿Cómo sucede? Te dará el encadenamiento de conductas y emociones que produce ese resultado.
  5. A veces hacer lo correcto nos hace sentir culpa. ¿Cómo es posible? Esto confunde mucho y hace dudar y a veces echar marcha atrás a la hora de actuar.
    Me explico: En toda familia hay una serie de reglas de conducta, unas son explicitas y otras reglas no se han nombrado nunca. Regulan las preferencias y los rechazos de la familia y suelen seguir las reglas de la sociedad. Pero a veces no es así. Hay familias en las que hay miedo a cantar bien, hay otras en las que las mujeres son las activas y los hombres pasivos, hacer chistes o bromas lo consideran de tontos y hay que ser inteligente, etc. Cuando una persona se sale de las reglas que regulan el sistema familiar y se atreve a hacer “algo prohibido” como cantar bien , o hacer tonterías, se va a sentir culpable, simplemente porque no sigue las normas familiares. Es una culpa saludable, aunque no sea agradable, y necesaria para salir al mundo cuando eres adulto. Pasará la sensación y te sentirás mejor que antes.
  1. Y por ultimo, cuando nos movemos en el ámbito de lo esotérico, acostumbramos a echar culpas fuera, porque nos movemos en absolutismos.
    Las personas hablan de “ladrones de energía” que hay que evitar porque nos desvitalizan. No somos conscientes de que posiblemente nosotros estamos poniendo energía en exceso. Por ejemplo cuando queremos “salvar” a alguien del estado de decaimiento o queja en el que está, tratando de animarle. Lleva a la frustración y agotamiento, no es el camino.
    También está todavía de moda hablar de “personas tóxicas”. Nada es tóxico si tu no lo tomas. Pon limites.
    Cuando no se tiene la sensación de controlar el futuro, la gente juega a la lotería, llama a adivinas, etc. En estos casos no se está asumiendo el protagonismo de la propia vida, no se plantea uno objetivos inmediatos y posibles en la vida y no se esta arriesgando a equivocarse o frustrarse.

Si queremos sentirnos con poder, aceptemos la “culpa” que nos corresponde en la vida, sin sentirnos mal, respirando, poniendo límites a nuestras responsabilidades, no tomando lo que les corresponde a otros, concretando, asumiendo el protagonismo en nuestra vida aunque sea con un poquito de miedo.
Sentiremos nuestras capacidades y nuestro poder hacer, aunque sólo sea a veces para opinar.