El Blog de Psicología Alternativa

El Blog de Psicología Alternativa

jueves, 22 de marzo de 2018

ESTOY DE BAJÓN



No tengo ganas de hacer nada, no le encuentro sentido a lo que hago. Mi respiración es muy pequeñita y me siento cerrad@. Estoy sin ilusión, tengo ganas de llorar y me siento sin salida.
¿Es esto depresión?
No, para ser una depresión tiene que permanecer este estado más de un día, una semana o un mes. Es necesario que mis pensamientos sean negativos. Quizás he tenido una perdida, una desilusión, he perdido un proyecto de futuro.
Me vuelvo a mirar al pasado y a revisar lo que he hecho. Me critico y me reprocho mucho y me exijo demasiado.¡Que me paren el mundo que me apeo!
Puede ser que vaya muy acelerada por la vida, con tanta ansiedad...la respiración alta, en el pecho y siento presión o un nudo en el estomago. Y cuando me paro, me voy a casa de mis padres o me relajo, se me viene todo el cansancio encima. Me siento pesad@ y me relajo. Físicamente necesito descansar y me siento arrastrada hacia abajo.

Todo esto pasará si puedo darme cuenta de que es algo pasajero: si puedo rebajar las exigencias, y hacer una crítica constructiva que me ayude a resolver problemas; si dejo de prestar toda mi atención al pasado, miro el futuro y miro que esta pasando ahí para que no me guste. ¿Necesito cambiar algo? ¿Puedo hacerlo? ¿He de aceptar que no es posible y soltar el proyecto? Seguro que sentiré pena, que lloraré, pierdo lo que he creado, el tiempo que dediqué a ello o mi inversión económica, pero mi cuerpo me esta indicando que es necesario. Me superan las circunstancias.

En cualquier caso, me siento mejor cuando atiendo a lo que estoy sintiendo y no lucho contra ello, le pongo nombres a mi forma de estar que va cambiando , a veces sin darme cuenta. Escribir también me ayuda.

¿Y si no se me pasa este estado, siento mucho cansancio, desgana, irritabilidad y estrés y está empezando la primavera? Puede que sea “astenia primaveral”. Físicamente sentimos los cambios de estación y especialmente la primavera. Con los cambios de horarios, también cambia nuestro ritmo biológico.
En una o dos semanas pasará. Mientras tanto:
  • puedo llevar un horario regular con rutinas;
  • puedo hacer ejercicio suave como andar que ayuda a soltar el estrés y dormir mejor;
  • puedo beber líquidos y tomar una alimentación con más frutas y verduras que me aporten más vitaminas.
Hipócrates dijo: “Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina.”

Esto también pasará”

Marta Vidal, psicóloga, Valencia


jueves, 1 de marzo de 2018

CUANDO SEA MAYOR HARÉ LO QUE QUIERA


Creo que todos lo hemos dicho alguna vez cuando no nos dejaban hacer algo nuestros padres.
Y nos hacemos mayores, y nos olvidamos de nuestra promesa.
Cuando ya no nos manda casi nadie, nos obligamos nosotros a hacer cosas que no queremos hacer, sobretodo porque son eso, “obligaciones”.
Consideramos casi todo obligaciones, los hijos, la casa, el trabajo, ...y nos olvidamos de nosotros, de que cuando somos adultos podemos elegir, no estamos obligados a hacer nada. Está claro que si quiero comer necesitaré dinero y trabajar para ganarlo, pero aquí también vamos eligiendo. ¿Tu trabajo no es el que tu soñabas? Puede ser, pocas elecciones son perfectas al 100% o malas al 100%.
En cada elección ganamos y perdemos algo, elegimos la opción que tiene más a nuestro favor.

Cuando consideramos que todo o casi todo son obligaciones, cuando no atendemos a lo que nos apetece, aunque sea por un ratito, nos olvidamos de vivir como dice la canción:

De tanto correr por la vida sin freno,
me olvidé que la vida se vive un momento.
De tanto querer ser en todo el primero,
me olvidé de vivir los detalles pequeños”
Me olvide de vivir...”

Y nos parecen todos los días iguales. Y en lugar de vivir sentimos que sobrevivimos.

¿Cómo podemos dejar de sobrevivir y volver a vivir otra vez?
Podemos empezar por preguntarnos ¿qué me apetece, qué quiero, qué necesito?

Hay cosas que necesitamos para obtener otras, aunque no nos apetezca mucho, pero nadie nos obliga. Cuando me obligo estoy sometiendo mi voluntad. Entramos en conflicto con nosotros mismos. Y al mismo tiempo que me someto, me quito las ganas de hacer las cosas. Es así de sencillo.
Al quitarme las ganas, me quito la capacidad de vivir plenamente para pasar a sobrevivir.

Necesito saber qué quiero además de lo que no quiero, volver a hacerme amig@ de mi mism@ y tratarme como un@ igual en lugar de mandarme, de decirme continuamente: “Tengo que...”, “debo …”, “hay que...”

Escucharme, recuperar la capacidad de saber lo que necesito y atenderme.
Recuperar la conciencia de mi cuerpo, y empezar a parar esos ratitos que me ayudan a darme cuenta de que existo, de que tengo sed, hambre o ganas de estirar las piernas. Detenerme en mi carrera diaria y sentarme 5 minutos al sol y sólo eso, respirar. Irme a comer a un sitio diferente, quizás sólo un bocadillo pero en la playa.
Andar un rato cada día y oxigenarme, leer un libro y olvidar por unas horas lo que ya no puedo hacer hoy, jugar con mi hijo, ...tantas y tantas cosas que no nos hemos permitido quizás en años, muchas de ellas pequeñas y que nos permiten vivir con presencia nuestra vida.

Sólo el momento presente es real.


Marta Vidal, psicóloga Valencia