Bien
y mal es la clasificación que solemos tener para enjuiciar las cosas
y, claro, sólo
tenemos
dos opciones. Así que, si las cosas no están bien, es
porque están mal, y si no están mal será porque están bien. Como
mucho pasarán a ser normal o regular.
Es
terriblemente limitante y nos cierra conciencia a la realidad.
Una
discusión con un compañero de trabajo puede convertir nuestro buen
día en uno malo y arrastrar nuestro mal humor hasta el día
siguiente.
Si
nos paramos a sentir cómo estamos empiezan a venirnos palabras. No
es fácil, no lo hacemos habitualmente. Quizás podemos estar
simplemente irritados con su actitud, o en desacuerdo con lo que
dice, de mal humor o enfurruñados. Es mas fácil cambiar un estado
de mal humor que todo “un mal día”.
O
también me ha ocurrido preguntar a una persona que tenía una
enfermedad crónica dolorosa cómo estaba y decirme:
-“Bien”.
¿Y
eso qué significa?
-“¿Cómo
estás, qué sientes?” pregunto otra vez.
-“Como
siempre, estoy acostumbrada”me responde.
-“¿Cómo
estás ahora, en estos momentos? insisto. Y entonces suelta el
automático, se pone a prestar atención a lo que siente y me dice
sorprendida:
-“¡No
me duele nada!”. No lo había percibido.
Mal
y bien es un juicio de valor.
Mal
significa posiblemente que una situación o algo no nos gusta, no lo
aprobamos, lo rechazamos. O simplemente que un pequeño hecho, un
detalle, ha oscurecido algo mas amplio.
Bien
significa que algo a lo que estamos acostumbrados, habitual, dentro
de nuestra zona de confort, sigue igual o que ha sucedido algo que
nos gusta, que nos alegra.
Muy
posiblemente tengáis otras definiciones para bien y mal, porque, a
pesar de lo que creemos, es muy subjetivo. No hay nada absoluto al
100%, está demostrado.
No
vivimos en un mundo de certezas, ni absolutismos. Vivimos en un mundo
de probabilidades, donde lo bueno y lo malo suele estar relacionado,
sobretodo, con el momento, las personas, el exceso o la escasez, ...o
simplemente con nuestro estado de humor y lo que deseamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario